En la época
en la que Black Mamba llegó a la NBA, ya había suficientes grandes basquetbolistas como
para darle cabida a un joven que comparaban con el ídolo de millones de ese entonces, Michael
Jordan ¿Quién diablos era este chamaco para
atribuirle tal comparación? ¿En qué estaban pensando para atribuirle tanto en
tan poco?
Kobe Bryant
nunca fue de mis jugadores favoritos, es más era tan bueno que llegabas a
odiarlo por no tenerlo en tu equipo, elegido
en el Draft por los Hornets fue cedido a Los Ángeles semanas después, él no
quería jugar con Charlotte y sus deseos de jugar con otro equipo se volvieron
realidad cuando Jerry West apostó por él cediendo al equipo de Carolina uno de
sus jugadores titulares para tener en las filas del cuadro angelino al joven de
Filadelfia.
Poco a poco
Bryant fue escribiendo su propia historia, le tocó por años ser “la figura” del
basquetbol norteamericano, los seguidores de la NBA vieron en Kobe el reemplazo
perfecto de sus ídolos y para los aficionados de Los Ángeles el momento
oportuno de volver a ganar un campeonato.
Arrogante,
frío, poco defendía, pero era a razón de insistir sobre el aro donde poco
fallaba, de mirada desafiante e intimidante para sus compañeros y rivales, exigió
siempre a su equipo y a él mismo dar lo mejor en cada entrenamiento, en cada
partido, jugó durante veinte años con un grado de intensidad obligando a los
jóvenes a jugar a su paso y cuando no pudo exigirle más a su cuerpo tomó la decisión de decir adiós;
fue claro en su carta de despedida, su momento había llegado y así lo escribió:
“Querido basquetbol … Estoy listo para dejarte ir. Quiero que lo sepas para que ambos podamos
saborear cada momento que dejamos juntos”.
5
campeonatos de la NBA de siete finales que disputó, nadie en la historia de la
NBA tan fiel como el a su equipo fueron veinte años como Laker, 15
postemporadas jugadas, 18 apariciones en el Juego de las Estrellas y en 15 fue
titular, cuatro ocasiones fue elegido el Jugador Más Valioso en ellos.
En el 2006
encestó 81 puntos contra Toronto, registrando la segunda mayor cantidad de
puntos anotados en un juego de la NBA, su punto número 30,000 lo encestó a los
34 años 104 días convirtiéndose así en el jugador más joven en conseguirlo;
medallista con Estados Unidos en Juegos Olímpicos en dos ocasiones, en
Pekín 2008 y Londres 2012, en ambas
consiguió el oro.
Hoy se despide un grande la NBA, uno de mis jugadores menos
favoritos pero por su gran calidad de juego sobre todo a la ofensiva, su habilidad
para desmarcarse, con una variedad de recursos inagotable e inigualable, un
increíble movimiento de pies sobre la
pintura, preciso en sus tiros desde el perímetro, nadie como el para jugar de
espaldas al aro y lograr el enceste, un dolor de muelas para aquellos que lo defendieron
bajo la tabla; Kobe fue tan bueno que te hacía detestarlo como rival.
¡No habrá otro Kobe
Bryant! dijo hoy Magic Johnson, y si tiene razón, por ello hoy solo queda
agradecer a Black Mamba sus veinte años de un gran basquetbol.
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