miércoles, 17 de agosto de 2016

Tanto peca el que mata la vaca, como el que le detiene la pata

Para la delegación mexicana Rio 2016 no ha sido lo que se esperaba, mucho menos para los dirigentes en materia deportiva de nuestro país quienes previo al arranque de estos, esperaban igualar o rebasar el número de medallas que se obtuvieron en Londres 2012, un total de 7, después de más de  una semana de actividad, llegar a esa cantidad de medallas suena ya utópico.

Durante los últimos días he leído todo tipo de comentarios, exigencias e insultos hacia los y las deportistas que han representado a México en estos Juegos Olímpicos, siendo ellos el último eslabón en esta cadena de responsabilidades y culpas. De igual forma, también se ha señalado directamente como culpables de los “malos” resultados obtenidos al momento a los encargados del deporte mexicano, a los titulares del Comité Olimpico Mexicano y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte.

Pero, ¿quién es en realidad el verdadero culpable de esta situación? ¿Sobre quién recae la responsabilidad de la política deportiva de México? ¿Quién no  hizo correctamente su trabajo?

Antes de contestar, tengo que explicarles un poco el teje y maneje del deporte en nuestro país, así ustedes podrán deducir quién es el principal responsable. El deporte en México se rige a través de la Ley de Cultura Física y Deporte, una ley de la que poco se habla, pero en la que se dictan las obligaciones de cada uno de los actores, en este caso, COM, CONADE y Federaciones, y así bajo lo que emerge dicha ley se adjudican responsabilidades a cada uno de estos organismos.

El COM de acuerdo al organigrama del deporte internacional y de la misma Ley en la materia es el único organismo con la facultad de representar a México en una justa olímpica por lo que la participación de cada uno de los integrantes de la delegación mexicana es completa responsabilidad de esté, que también como lo señala el estatuto interno tiene competencia plena en cuanto a la toma de decisiones que competen a cada uno de los y las atletas que conforman la delegación.

De acuerdo a la Ley General de Cultura Física y Deporte, la función de CONADE es la de ser el organismo proveedor de recursos, y a su vez de vigilar la política nacional de cultura física, ojo aquí, física, más no deportiva, sigamos.

Esta ley sufrió una modificación en el 2013 con la que desapareción del organismo encargado de vigilar el comportamiento de cada federación, la CODEME o CONFEDERACION DEPORTIVA MEXICANA, que era parte del Sistema Nacional del Deporte (así de burocrático esta el asunto) este organismo administraba el dinero que entregaba CONADE para repartirse entre las federaciones, algunos de los cambios a realizarse implicaban crear un nuevo organismo con el que se buscaría regular la corrupción de las federaciones, es 2016 y esta no existe aún. Ante esto, en el 2015 el recién llegado a la oficina principal de la  CONADE, Alfredo Castillo Cervantes comenzó a ser el ejecutor de estas funciones y dentro de sus primeras acciones como dirigente del deporte nacional fue exigir cuentas claras a las más de 30 federaciones deportivas que existen en México.

No hubo sorpresa, como se podía esperar las irregularidades salieron hasta por debajo de las piedras, poco a poco CONADE fue cerrándole la llave a ciertas Federaciones, suspendiéndoles los recursos hasta que cumplieran con las reglas, por lo que desconoció a sus federativos, aplaudible su acción, si,  pero la gran equivocación de Castillo recayó en las formas en que realizó esto, tan duro fue el golpe  que los dirigentes de las federaciones deportivas suspendidas calificaron como un atropello el hecho que CONADE no respetará la autonomía de cada una de estas y durante meses a través del COM expresaron a manera de berrinche su enojo, buscando llevar el asunto lo más lejos posible, tan lejos que lo escuchará el COI

Así comenzó esta pelea a un sinnúmero de rounds entre los dirigentes del COM y la CONADE, una parte defendiendo a capa y espada a las federaciones y la otra buscando a su modo convertirse en el héroe de la historia al buscar fiscalizar y emprender la tan ansiada lucha por limpiar el deporte mexicanoEsto se vivió en pleno ciclo pre olímpico y terminó por afectar directamente a los atletas, y así el deporte mexicano este último año se dividió en dos grupos, unos tomaron la mano de Castillo a conveniencia propia y los que continuaban besando la de Padilla con tal de no ser exhibidos por sus malos manejos. 
                         
Mientras esto sucedía los dirigente convirtieron esto en una disputa para ver quién era más popular entre el gremio deportivo, quien tenía más selfies o quien se presentaba a la mayor cantidad de eventos. Padilla y Castillo en esta ocasión podrían ser los únicos en regresar de Rio 2016  con una medalla, está por ser campeones en echarse culpa una al otro, ya que ambos son responsables de poner sus egos por encima del bienestar del deporte. El COM es más responsable, ya que durante décadas ha solapado a malos federativos que ponen su autonomía como pretexto para hacer lo que les venga en gana.

El COM fue apapachado por el gobierno federal durante muchos años, y tal parece que este apapacho se terminó con la muerte de Don Mario Vazquéz Raña, previo a ello parecía que ningún gobernante quería problemas y cedieron en demasía. 

COM presume autonomía y exige respeto a esta pero por otro lado estira la mano para que le entreguen recursos para sus federaciones y al mismo organismo.

CONADE con una soberbia inmensa no ha respetado la jerarquía internacional que COM sustenta y viene a presentarse como el bueno del cuento. CONADE tiene el derecho y obligación de exigir cuentas claras, pero encontrar las formas adecuadas para ello fue una tarea que no cumplió.

Durante estos Juegos Olímpicos, las diferencias que existen entre estos dos organismos ya no se pueden ocultar, da pena ajena ver como se culpan uno al otro sobre cada controversia que se genera con respecto a la participación de México en Rio 2016, tal parece que a Carlos Padilla y a Alfredo Castillo lo que menos les importa ya, son los resultados, ahora lo que buscan es salir lo menos raspados posibles ante el informe que seguramente tendrán que entregar a otras autoridades del país. 

A Padilla Becerra y el COM le ha beneficiado cada error que ha cometido el titular de la CONADE durante su estancia en Rio de Janeiro, así han evitado un poco la atención mediática que se ha centrado en su totalidad en Castillo Cervantes quién a través de fotos posadas y mensajes de aliento a los deportistas busca desviar los reflectores y dirigirlos a quién por facultades es el único responsable de toda situación que se genere en Juegos Olímpicos, el Comité Olímpico Mexicano.

Además de estos hay muchos más responsables, incluyendo a los que cada cuatro años salen solo a señalar los fracasos al acordarse que hay atletas de alto rendimiento, que para estar en una justa olímpica deben enfrentar a una rival más fuerte, la burocracia nacional. 

Nuestro país hoy carece de política, estructura y una cultura deportiva que pueda darnos mejores resultados en un futuro, la poca que se había construido se derrumbó en los últimos años; Padilla y Castillo se monto cada uno en su burro y hundieron el barco, dividieron el deporte y a sus deportistas, en lugar de buscar acciones comunes que generaran un bienestar.

Esto no se arregla de la noche a la mañana, para obtener buenos resultados deportivos se requiere establecer un programa deportivo nacional. A México le urge unidad deportiva, le urge que se deje de solapar a los federativos corruptos, le urge una estructura deportiva menos federada, le urge que se comience a pensar en la importancia del deporte como un factor de cambio social.